Para muchas personas, vivir está en el plano terrenal, en el espacio de las manecillas del reloj y en la cronología del calendario, que marca el inicio y el final de un año, y tiene quizás un año más el el día será un año bisiesto; pero el significado de la vida implica una vida espiritual medida no por el tiempo sino por la eternidad. La fisiología médica determina los parámetros que nos permiten sobrevivir físicamente, pero el valor que le damos a la vida nos mantendrá firmes para siempre en nuestros logros. La negativa a actuar con ética y honestidad nos convierte en meros propietarios de bienes materiales, pero sin respaldo de su origen, sólo pagaremos el precio de nuestra reputación caducada, expresada en la pérdida de credibilidad de nuestros valores personales. Apreciemos las oportunidades, transformándolas en crecimiento espiritual impulsado por principios de apoyo constructivo al mejoramiento. Superemos los obstáculos con un razonamiento que nos brinde las herramientas para la expresión humana en la creatividad. La crisis existencial que sacude a las personas en la sociedad actual se manifiesta en la corrupción que nos afecta, alejándonos de las necesidades de solidaridad, honestidad, libertad, patriotismo y respeto a los intereses compartidos; porque sólo en este camino podremos vivir una existencia que nunca diga adiós en la consciencia y en la mente.
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