Un malentendido con un buen amigo me hizo hurgar en toda mi biblioteca, es decir, dos estantes de unos 10 pies de largo en mi oficina que albergaban todos mis libros, en busca de una joya preciosa. Evidentemente estaba buscando una joya, de lo contrario no habría emprendido tal tarea con tanto entusiasmo entre los montones de papeles y cartas, levantando tanto polvo, pero convertirse en Poesía hace que la gente se sienta mucho más familiar. con polvo.
que podemos pensar, queremos Aunque conocía muy bien el polvo, cada dos minutos leía en voz alta el título del libro que buscaba, como una manera muy poderosa de animarme, una especie de mantra. También creo que un minero se queja constantemente de ensuciarse o cubrirse de barro cuando persigue un rubí o un diamante. Gaton Arce, Jack Kerouac, José Mármol, René del Risco Bermúdez, e.
Y. Cummings, Miguel Alfonseca, Walt Whitman, José Enrique García, Arthur Rimbaud, Miguel Yarull, Charles Baudelaire, Franz García y en ese odioso momento de derrota infructuosa, casi llorando y abandonando la preciosa gema que sostenía, busqué muy nervioso porque, al Esa vez dije con voz dolida, fue Poeta en Nueva York, el libro de Federico García Lorca que más me impresionó, en ese momento me llamó mi amigo y me dijo que dejara de respirar profundamente, porque había un error. que no le agradecí y pude seguir con mi supuesta vida normal, jajajajaja y colgó.
Sentí un gran alivio cuando escuché esto y mientras pensaba con gran alivio en otra cosa, recordé esta línea del poema de Allen Ginsberg: EN SUPERMERCADO EN CALIFORNIA: Y tú, García Lorca, ¿qué haces cerca de las sandías? (Y tú, García Lorca, ¿qué hacías allí para conseguir la sandía?)
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