Todas las leyes son la concreción del poder, y sobre todo la expresión organizativa de este poder. Detrás de cada ley no sólo hay intereses sino también innumerables aportes, peticiones, represiones, intervenciones. Lo que sucede en una conferencia no es necesariamente lo que sucede, ni es lo que se necesita o se desea.
Los abogados considerarán todo, desde la lógica jurídica hasta los tecnicismos; políticos políticos, y entre los que deberían tener y los que deben tener Kelsen, la realpolitik hace su trabajo. La maestría radica en lograr el equilibrio; Habilidades de corte, como Salomón, chico vertical. Por lo tanto, el debate que surgió en torno a la Ley 1-24, que creó la Dirección de Inteligencia Nacional (DNI), fue sano y necesario, tomando en cuenta las preocupaciones legítimas de periodistas, monjes de la ley, académicos, iglesias, partidos políticos y de oposición.
etc. , sólo reafirma el compromiso del pueblo dominicano con la democracia y la libertad. No nos confundamos, en nombre de palabras claves -y a la vez eufemismos- como paz social, riesgo, amenaza, invasión o subversión de la seguridad nacional, se han cometido los peores crímenes para los ciudadanos.
Si bien es cierto que la ley busca organizar un sistema de inteligencia fragmentado y desorganizado, y agilizar las facultades investigativas del Estado siguiendo el debido proceso; Contenía disposiciones incompatibles con la armonía institucional que buscaba inicialmente. Al no tener parte definitoria, el DNI tiene libre albedrío interpretativo para determinar cuándo una situación corresponde a una definición particular. En el caso del suministro de información, se sale de un procedimiento convencional -sectorial y difuso- que podría solucionarse estableciendo una autorización judicial previa que ordene el suministro de información, además de que obliga a mantener una calma compulsiva, sin yendo más lejos.
. La ley requería una narrativa más detallada y específica para calmar los miedos y ansiedades de un grupo social que observaba con horror la deriva de las dictaduras a través de los continentes, por lo que estrellas de la prensa afirman haber unido -con valentía y sin titubeos- lo que consideran ser (y es) una violación al artículo 49 de la Constitución, pilar fundamental de su implementación y garantía de equilibrio, igualdad y contrapeso. En términos de comunicación, el gobierno ha puesto ambos pies en el mismo zapato.
Si lo que ya se ha comunicado se sigue comunicando es porque no se comunicó bien antes. Hacer todo lo posible para lograr un consenso después de su promulgación puede ser un ejercicio infructuoso si no se reconoce de antemano que las únicas opciones son presentar una nueva ley con propuestas de reforma o esperar un golpe constitucional… y en ambos escenarios.
tú pierdes. En definitiva, no hay necesidad de promulgar legislación contra viento y marea -porque el diálogo nunca es superfluo y siempre contribuye- y mucho menos forzarlo en un contexto electoral donde las cosas pueden arder y ser arrojadas al fuego, independientemente de si aporta algún beneficio o no. .
luz. Oh, no…
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