Una y otra vez escuchamos decir que el pueblo dominicano es conservador.
Juan Bosch fue un gran maestro político de la sociedad dominicana, hablando por radio a principios de los años sesenta. Educó a toda una generación con valores progresistas después de la Dictadura de Hierro. En una especie de marxismo aplanado, Bosch enseñaba sobre las diferencias de clase, la explotación y el imperialismo.
José Francisco Peña Gómez fue un gran movilizador de masas. No llegó a ser un gran líder populista porque era un negro de origen haitiano, al que las élites prohibieron tomar el poder. Se profesaba socialdemócrata y contribuyó a dar forma al progresismo dominicano.
De 1978 a 1986, el PRD impidió que Peña Gómez fuera candidato presidencial. Sin embargo, cuando se vio al borde del precipicio político en 1990, volvió a presentar a Peña Gómez como candidato en 1994 y 1996. Durante esta década, Balaguer se desvinculó de las aspiraciones presidenciales de Peña Gómez.
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El PLD se valió del apoyo de Balaguer, que continuó su cruzada contra la llegada al poder de Peña Gómez en 1996. Formaron el Frente Patriótico, que enterró políticamente a Bosch.
Al final, Bosch gobernó sólo siete meses en 1963, y Peña Gómez murió en 1998 sin llegar a ser presidente.
Tras la muerte de Balaguer en 2002, el PLD absorbió al electorado balaguerista y Leonel Fernandes se convirtió en el líder de las fuerzas conservadoras, pero los del PRSC hicieron diversas alianzas para asegurar sus posiciones e intereses.
Como resultado, el PRSC ha estado en declive electoral desde 2004, y en 2020, la coalición de extrema derecha de PRSC, FNP, PQDC, BIS y PUN, con los pequeños partidos de extrema derecha, sólo obtuvo el 1,8% de los votos con Leonel como candidato presidencial.
Poco después de que el PRM llegara al poder en 2020, quedó claro que Luis Abinader seguiría el camino del conservadurismo, a pesar de las esperanzas de cambio progresista que había creado en un sector de tendencia liberal penyagomitica.
La lucha contra la corrupción fue su bandera para mantener la lealtad política de este sector social, mientras que el ultranacionalismo con respecto a Haití fue el imán utilizado por Abinader para atraer el apoyo de los partidos de extrema derecha, rompiendo así los vínculos entre este sector y Leonel.
Así, Haití pasó del perevalagelismo al perevalagelismo.
Estos dos prefijos (pere y pere) van seguidos de balaguerismo. Esto se debe a que, en el periodo posterior al turquismo, el balaguerismo transmitió el conservadurismo del propio Estado. De la trilogía política histórica (Balaguer, Bosch y Peña Gómez), sólo gobernó Balaguer.
Es evidente que los partidos pequeños dominicanos, independientemente de su orientación ideológica, buscan aliarse con los partidos grandes que están en el poder o a punto de estarlo. Esto se vio en el PLD y ahora en el PRM. Allí todos convergen en el conservadurismo.
La gente no crea su propia ideología política. Son las élites las que la articulan y difunden. En la República Dominicana, esas élites siempre han sido conservadoras.
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