Para Vikings, el final fue reescrito desde el principio. No hay forma de escapar de un destino. Völuspá, un poema nórdico, relata la serie de acontecimientos que ocurrirán antes, durante y después del Ragnarök; cuándo tendrá lugar la batalla final, en la que Odín recurrirá a todos los guerreros caídos que esperan su llamado al Valhalla, el otrora paraíso vikingo; donde, en el fuego interminable, abundaba la carne de cerdo, y donde mujeres hermosas siempre llenaban sus vasos de cerveza. Listo para elegir, admite que la construcción del “paraíso” vikingo va mucho más allá de lo que imaginan las religiones de los pueblos más “civilizados”
No sé si Völsunga ¿La saga describe el Ragnarök? en otras sagas, pero fue suficiente para impactar a Borges a los 10 años, cuando su padre le regaló el libro, y desde entonces, el Maestro quedó bajo la tutela de dioses que habían muerto siglos antes sin siquiera saberlo. Aún no. que décadas después tuvo que conocerlos en la Universidad de Buenos Aires; Menos aún imaginaba que él y Pedro Henríquez Ureña acabarían descargando revólveres sobre ellos -sí, había revólveres en este sueño-, matándolos. Las instrucciones exactas están grabadas en su lápida; uno marca el final de un viaje que comienza en Palermo y a su vez muestra el puerto de Plainpalais donde comienza el otro.
No sabemos mucho sobre Völsunga, pero sabemos que es suficiente que el El Maestro está influenciado por el Maestro; Sabemos bien que tiene tendencia a buscar libros prohibidos en lugares inesperados que nadie sabe siquiera que existen, e incluso está dispuesto a pagar cualquier precio por leerlos, aunque tenga que soportar el castigo en su propio cuerpo. consecuencia. castigo por el insulto de leerlos, a pesar de las prohibiciones y advertencias que pesan sobre ellos; como cuando empezó a perder la vista (1955) por leer de noche – aquellas en las que se abrían las puertas oscuras – una de las cinco copias del Necronomicon logró escapar del incendio de la Casa de la Sabiduría Antigua Hmong – cuando tomaron Bagdad en 1258 – que nadie sabe cómo llegó a Argentina 600 años después, y está hábilmente conservado bajo siete llaves en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires; llaves que sólo poseía y a las que tenía acceso el bibliotecario jefe, como director desde 1955 hasta 1973.
El resto es historia y lo que no, fábula. Borges se fue con siete guerreros de Northumbria y los que miraron la lápida y comprendieron que de Ginebra no quedaba nada… y también los que no tienen miedo.
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