Habiendo cruzado felizmente el umbral de la vida criolla promedio con un período de gracia de 5 años y pasando la mayor parte de ese tiempo estudiando, leyendo, estudiando y trabajando, también dediqué Date un breve y modesto espacio para escribir. El arte y la ciencia son mis campos favoritos; Sabiendo lo peligrosa que puede ser a menudo la memoria, intenté utilizar el antídoto contra el olvido a través de la fotografía. Como firme creyente en el dicho de que una imagen vale más que mil palabras, trato de capturar en el espacio-tiempo las acciones que crean en mí emociones estéticas utilizando mi máquina como aliado de mi fotografía. Como criatura social, comparto esta o aquella foto tanto en privado como en público.
Desde los años 80 del siglo pasado, hemos desarrollado el hábito de caminar al amanecer. En ese momento me sorprendió mucho porque cada vez más jóvenes tenían reproductores de música y auriculares que parecían zombis caminando por la acera. Para ser educados, saludamos, pero estos sonámbulos parecen marcianos moviéndose por el mundo terrenal.
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Casi dos generaciones después, Seamos testigos de un fenómeno sorprendente que nunca soñamos ya que involucra a niños, adolescentes, jóvenes, adultos y ancianos, con los ojos pegados a las pantallas de los teléfonos inteligentes, utilizando teclados, micrófonos o cámaras para hablar, escuchar o transmitir y recibir imágenes. en tiempo real con otras personas. Vemos los rostros de los niños en las salas de urgencia de clínicas y hospitales turnándose para atenderlos, mientras las madres los entretienen con juegos infantiles en la pantalla.
Caminando por las salas de espera en lugares públicos y privados, I No pude evitar sorprenderme. Más del 80% de los asistentes estaban pegados a sus móviles. Vimos a motociclistas conduciendo sus vehículos mientras seguían el camino guiados y narrados por un programa. Cuando llego al trabajo tengo que levantar la voz para saludar y así hacer que las personas presentes levanten la vista y me respondan. Es muy normal que nos digan: ¡Doctor, le mandé un whatsapp o un email! ¿Avísame si lo abres? Ante el constante aluvión de mensajes de texto, nos vemos obligados a apagar las alarmas durante la jornada laboral, de lo contrario no podremos concentrarnos en nuestro trabajo. En el viejo continente europeo, la palabra Siglo de las Luces se inventó para referirse al siglo XVIII que duró de 1701 a 1800, época de los grandes descubrimientos, del desarrollo de las máquinas de vapor, de la industria, de la literatura, del teatro, de la música, de la pintura. Este fue el período en el que se declaró la independencia de los Estados Unidos de América, así como el estallido de la Revolución Francesa y la Declaración Universal de Derechos. Los postulados de la Revolución Francesa impactarían en Haití, la colonia más rica del Caribe. El galardonado escritor cubano Alejo Carpentier quedó inmortalizado con su novela “El Siglo de las Luces”, una obra en la que relata con asombrosa maestría los enormes trastornos políticos y sociales en el oeste de La Española tras la explosión parisina. El desarrollo de la inteligencia artificial y su uso generalizado en aplicaciones de redes sociales harán que se lean novelas excelentes, lo que se describe mejor acuñando el término “Década de la pantalla”.
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