Los días fríos parecen haber pasado y el calor sofocante se apodera de la capital, una capital que antaño disfrutó de un clima agradablemente fresco pero que ahora, con la fiebre constructora y la avalancha de empresas de construcción eléctrica, talan tantos árboles posible porque interrumpe sus líneas eléctricas. Es necesario enterrar un artefacto monstruoso y peligroso; hacerlo sería mejor que privar a la gente de un entorno fresco y verde. Es triste ver cuánto ha cambiado la ciudad, de un lugar agradable y amigable a un monstruo de cemento, excepto donde apenas se puede ver un árbol triste.
Mirar por la ventana significa ver al vecino, porque la distancia es muy pequeña. Una ciudad protegida por árboles que dan sombra, donde los peatones pueden moverse libremente y donde el ambiente es fragante y purificado por los árboles, sería un lugar perfecto. Pero la fiebre constructora ha dejado muchos edificios casi vacíos, lo que indica su origen: no hay mejor negocio que el blanqueo de dinero a través de la construcción.
Anteriormente la agencia encargada de la construcción tenía un reglamento que aplicaba para todo tipo de construcción, parece que esto está desactualizado, cada quien puede hacer lo que quiera, donde quiera, sin respetar ninguna norma. Hubo un tiempo en que ningún árbol de la ciudad podía ser tocado sin el permiso expreso de la autoridad encargada. Un general famoso es el encargado de ejecutar las órdenes.
Cuánto extrañamos a esta famosa figura y la conciencia de este líder sobre la importancia de la naturaleza. Muchos están liderando campañas para que la ciudad vuelva a ser habitable. Pero mientras tengamos una compañía eléctrica decidida a destruir la naturaleza, no lograremos nada.
Esta ciudad carece de muchas cosas necesarias para la vida diaria, empezando por el drenaje de aguas pluviales. Con cuatro gotas de agua, la ciudad se inundó y ocurrieron todo tipo de desastres. No existe un sistema de aguas residuales y cada vez faltan más servicios de tratamiento de residuos.
Caos de tráfico, no hay remedio. Se acercan las elecciones, pero los planes de gobierno de los candidatos no contienen ninguna propuesta para mejorar la vida de los ciudadanos que sufren. ¡Que Dios te dé buena suerte!
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