Hace 161 años, un pequeño grupo de cibaeños se reunió en la frontera dominicano-haitiana en el cerro Capotillo, en la región de Dajabón, para demostrar su determinación de restaurar la identidad dominicana. La identidad dominicana fue borrada por las tropas españolas. que llegaron en 1861 para efectuar la anexión que había sido declarada cuando los políticos dominicanos no confiaban en sus fuerzas para defender la soberanía nacional contra la probable y casi segura invasión de los haitianos
Estos ataques amainaron cuando una guerra menos violenta y más civil El hombre asumió la presidencia de Haití. Además, la economía del país sufrió grandes pérdidas debido a las continuas guerras contra sus vecinos del este, la última invasión de territorios orientales tuvo lugar en 1856.
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Con la anexión, Haití comenzó a cooperar abiertamente con los principales rivales de Dominica, debido a que la presencia de la corona española del lado dominicano pondría en peligro la soberanía de Haití y la esclavitud que Haití había abolido podría regresar. Los dominicanos iniciaron un curso de lucha que quemó el Cibao, que tenía las mejores tierras y propiedades. No aceptan que España vuelva a izar la bandera roja y amarilla en el cielo de Dominica.
By. Para septiembre de 1863, esta ya era una lucha abierta en todo el Cibao y los guerrilleros dominicanos resistieron a las fuerzas españolas, quienes en la línea noroeste, fueron perseguidas por los dominicanos, infligiéndoles severas pérdidas críticas y no hubo un momento de calma para recuperarse de esto. batalla extraordinaria. manera de luchar por un pueblo que había rechazado explícitamente la sumisión a la corona española.
Lo que empezó fuerte en el noroeste rápidamente se extendió por todo el Cibao y las ciudades del mismo entraron en guerra, casi desarmadas. Invasores íberos. De esta manera no pudieron ser reabastecidos y muchas veces los envíos de suministros que llegaban vía Monte Cristi o Puerto Plata fueron capturados por el ejército dominicano, dejando al ejército español sin suficientes suministros de guerra para reforzar las invasiones al ejército irregular dominicano. , con hombres valientes y determinación para que el país recuperara su soberanía, llevó a Gregorio Luperón, desde muy joven, a quemar Santiago en 1863 para no conceder un armisticio a los ocupantes españoles. A finales de 1863, el país estaba en llamas y en todos los campos se vivía bajo el fuego de la lucha patriótica que los dominicanos habían organizado y con la cooperación de los viejos enemigos, fueron ayudados por los haitianos para enfrentar heroicamente al ejército de los Corona ibérica. Ya en 1865 se sentaron las bases para la retirada de España del territorio dominicano, restableciendo así la armonía de las naciones libres en América tras la desagradable experiencia de la anexión. España quedó casi humillada en su última aventura colonial en el continente, dejando prácticamente sin cambios lo que sucedería en Cuba y Puerto Rico años después. Y en julio de 1865 se produjo el éxodo español, se abandonó la fallida anexión y la bandera tricolor ondeó nuevamente en el cielo quisqueyano para alegría de generaciones de criollos que habían sabido, con heroísmo y valentía, enfrentarse a una potencia mundial al mismo tiempo. A finales del siglo XIX tenía la ambición de construir un imperio.
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