Las obras del pintor dominicano Ramón Oviedo se exhiben en tres pisos del Museo de Arte Moderno. La retrospectiva, compuesta por unas 400 obras, recorre la creatividad del maestro a través de diferentes períodos y estilos a lo largo de su prolífica vida. El jueves pasado por la mañana, el Museo de Arte Moderno recibió a adolescentes visitantes de una universidad o escuela.
Llevaban camisetas amarillas, estaban radiantes y el color de su ropa recordaba el de algunos cuadros de Oviedo colgados en la sala del segundo piso. Un empleado del museo les ofreció una visita guiada. De las paredes cuelgan obras de diferentes colecciones.
Allí toca el sobrino del artista, Omar Molina. Federico Fondeur, Director del Museo de Arte Moderno, y Carlos Andújar, Director del Museo, dieron la bienvenida a los invitados. El Museo de Arte Moderno, aunque precario (para exponerlo hay que coger incluso clavos y pintar las paredes), sigue vivo.
Oviedo, animado en el gesto, entusiasta en las pinceladas, curioso por la textura o la transparencia, entusiasta por el color y el trazo hábil, arrasó con MAM. Al ser consultado sobre el ámbito del arte museístico, Omar Molina dijo que muchas veces realiza este trabajo con el apoyo de familiares. Se dio cuenta de que lo que estaba expuesto en una pequeña habitación del sótano junto con los efectos personales del artista, etc., todo lo había hecho Miguel.
La verdad es que Oviedo merece una pieza de museo más cuidada. Ordenar por época o por tema (como pasó con los autorretratos). A veces se produce una extraña sucesión de cuadros colocados sin ton ni son -o eso parece- en cada espacio posible de la pared.
Algo asfixiante y desesperante. En casos raros, por ejemplo, en la pared del segundo piso, casi a la salida, tres cuadros pueden respirar y destacar en su esencia. Oviedo, que utilizó principalmente el color rojo en lo que podría llamarse modernismo tropical, es rico en temáticas e inquietudes sociales, y en su obra no falta el humor ni el embellecimiento (raramente) de paisajes o fenómenos naturales.
Todo esto requiere un museo con una historia que pueda fluir como un simple rayo de luz. Pero apenas está ahí. La mayoría de ellos son feroces y feroces, se vuelven agresivos y atacan a cualquiera que los observe.
Pero no por lo que dijo sino por cómo fue presentado. Así que esta retrospectiva de los 100 años de Ramón Oviedo es una densa mezcla de estilo, temperatura, época, gusto, tema, nervio y otros detalles. Para este tipo de exposiciones se solicita que la familia no interfiera con la propuesta del museo.
En todo caso, un poco en el trabajo curatorial. Sugiere, aporta y deja que funcione. Esto se debe a que la familia mantiene una relación diferente con el artista y la obra.
Preciosa, sentimental, donde el objetivo es vago. El MAM también necesita recursos para ofrecer a expositores y artistas algo más que una coraza, una política de propuestas expositivas estrictamente conceptualizadas, con documentos (los otros que aquí faltan), acompañamiento al visitante en el aliento y comprensión imprescindible de la propuesta, entre otros textos. .
Elementos para un pintor fértil como Oviedo. Más modelos y detalles de Ramón Oviedo Este mes se inaugurarán tres exposiciones más para celebrar el centenario del director de orquesta Ramón Oviedo El día 22, en el Centro Cultural Perelló de Baní, se inaugurará una exposición con una colección de obras de un eminente coleccionista. El día 23, en Santo Domingo, el Centro Cultural de España inaugura la exposición.
El día 29 se inaugura otra exposición en el Museo Bellapart. Ramón Oviedo falleció en 2015, a la edad de 91 años, dejando un legado artístico de unas 15.000 obras. Fue fotograbador, diseñador de vallas publicitarias, artista publicitario y empleado del Instituto Cartográfico Dominicano.
En la exposición hay dos mapas dibujados por el artista.
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