A fuerza de ingenio y trabajo, Verónica Sencion realizó en Santo Domingo la exposición Macondo, un homenaje a Gabriel García Márquez. Cuando propuso a José Cestero la audacia de imaginar Macondo con su propio pincel, ilustrando fragmentos y episodios de la historia de Cien años de soledad, el maestro lo aceptó con una declaración lapidaria.
Sí, somos nosotros, la maraña de calamidades, los arrebatos y los excesos, los impostores errantes, los gobernantes torpes y arrolladores. Somos la violencia cotidiana, las camarillas incestuosas, las infancias heridas, intentando ascender al cielo como Remedios la Bella o escondiendo nuestras penas en el lupanar.
Somos miedo, superstición, un grupo intocado por la modernidad, a la espera de un salvador, creyendo en un redentor impune, constructores de un reino alejado de la canalla insolente y desarrapada. Macondo sin la determinación de José Arcadio, Macondo sin la lucha de Aureliano.
En una época de tibia ideología, como se ha escrito y discutido, se pretende construir una figura sobresaliente, un compendio de virtudes, un arquetipo útil para la esperanza, pregonando una falsa imagen de felicidad inexpugnable. Para sostener esta farsa, es imprescindible cantar constantemente informaciones triviales como una canción de cuna y repetir informaciones manipuladas desde el lado oficial. El objetivo es mantener a la opinión pública cautiva de la propaganda. Se reducen las noticias negativas y se intensifica la agitación de los disidentes. Peor aún, la conciencia y la inteligencia quedan embotadas por el espectáculo estúpido y vulgar. Fuerzas salvajes -.
Aquí, entre cifras y éxitos, se ensalzan incesantemente las cualidades que adornan al generoso gestor de puestos de gobierno. Pero Macondo acecha en el paraíso. La tragedia de la crecida del río Jayako, en Fula, que dejó seis muertos, sigue siendo una anécdota que no sacude el orden.
Los asuntos nimios no interesan en la nueva patria, y explotar el dolor ajeno, frecuente al principio, está fuera de la agenda oficial. El tema ha seguido siendo municipal. A pesar de los aplausos a los actuales dirigentes, el incumplimiento de la ley y la falta de respeto a la autoridad son el pan de cada día. Al igual que la actitud pasiva e ineficaz de los funcionarios, es más importante mantener sus puestos que cumplir con las responsabilidades de su cargo. La confesión del Director General del Departamento de Medio Ambiente, Sr. Nouel, es digna de mención. Admite que el propietario de la instalación en las aguas del río infringe la ley 64-00. La inacción del Ministerio Fiscal se añade a esta comedia. Es una repetición de incompetencia e irresponsabilidad.
Es una repetición de incompetencia e irresponsabilidad. Mientras tanto, los intermitentes semáforos de INTRANT iluminan el camino de los artífices del “cambio”. El arquitecto Luis José Polanco se opone a la inteligencia de los semáforos. Afirma que los sistemas inteligentes de tráfico son una necesidad y no un disfraz.
Los semáforos son una ocurrencia tardía”. El proceso interrumpido tiene tintes macondianos, como el silencio del PEPCA. Sestero es directo.
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