Hoy quiero hablar de un fenómeno inquietante que está ocurriendo en algunos programas de análisis y opinión de prime time, donde los contenidos deben destacar en calidad. En lugar de aprovechar este momento importante para potenciar la conversación, algunos comunicadores utilizan un lenguaje ofensivo o no es bueno intentar llamar la atención. Sin embargo, imitar a personajes polémicos como Álvaro Arvelo no es ni será nunca una idea innovadora.
Entiendo que estos programas no están diseñados para niños, pero es importante recordar que durante estos días de alta Momentos exigentes, muchos padres dejan o recogen a sus hijos en la escuela.
Estos momentos son ideales para conversar con ellos sobre la actualidad y generar un diálogo educativo. Sin embargo, lo que debería haber sido una oportunidad de aprendizaje se convirtió en una escena de gritos y malas palabras. Esto me pasó personalmente mientras dejaba a mi hijo en la escuela y es una triste realidad.
Es fundamental reiterar que los medios de comunicación ocupan espacio en el Este programa premium tiene la misión de informar, educar y entretener; además de hacerlo con responsabilidad y respeto. Estos programas llegan a una amplia audiencia y, aunque no están destinados a un público infantil, muchos niños pueden estar expuestos indirectamente a su contenido.
Esto no puede evitar discutir o criticar; bastante claro y fundamental, sin caer en falta de estándares o vulgaridades que desvirtúen el propósito de la comunicación. Aprovechar estos espacios de gran audiencia para alimentar la controversia mediante insultos no es el objetivo. Los programas en horario estelar deben ser plataformas que eleven la conversación y proporcionen debates respetuosos y ricos en contenido.
Además, es importante hacer preguntas sobre el papel de los reguladores y directores de comunicaciones en esta situación. ¿Dónde está el control de calidad del contenido? Parece que estas organizaciones a menudo están ausentes o no cumplen plenamente con sus responsabilidades para garantizar que los programas mantengan estándares de profesionalismo.
Permitir este tipo de lenguaje Este lenguaje y comportamiento pasan desapercibidos, lo que indica una falta de supervisión efectiva. Los directores de comunicaciones también deben preguntarse si están priorizando la calidad del contenido o simplemente buscando generar controversia para atraer a una audiencia más amplia.
En última instancia, debemos preguntarnos: ¿Qué materiales de referencia proporcionamos a los estudiantes? en comunicaciones y periodismo, o aquellos que recién comienzan en el campo? Los jóvenes que ven estos programas pueden concluir que la vulgaridad y el espectáculo son la norma en la profesión, lo cual es un mensaje muy equivocado.
En lugar de alentarlos a convertirse en comunicadores responsables y éticos, corremos el riesgo de Fomentar una cultura de desinformación y falta de respeto. Como profesionales debemos ser modelos a seguir, demostrando que la comunicación puede ser poderosa y respetuosa.
Es hora de que estas organizaciones echen un vistazo, reconsideren su papel y recuerden que la responsabilidad de los medios recae en aquellos. que están frente a la cámara o micrófono y que permiten que estos espacios sean utilizados de manera inapropiada. Comuniquémonos con respeto y responsabilidad, contribuyendo así a construir una sociedad mejor informada y más reflexiva.
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