Cuando era niña, algo me llamó la atención: Que en todas las publicaciones, cada vez que anuncian una estufa, un refrigerador, un mueble, ponen al lado a una mujer en bikini, y entiendo que la mujer siempre es considerada un producto de consumo. Cuando una vez intenté cambiar las cosas pidiéndole a un amigo artista que me tomara una foto en ropa interior para una entrevista, censuraron mi foto. Por eso siempre me niego a participar en eventos que nos celebran vendiendo de todo, desde tablas hasta batidoras.
Sigo muy de cerca tu carrera, veo tus conciertos y me río mucho por tu talento. La candidatura de Popola a la presidencia me parece la crítica más dura que he visto a los procesos electorales, y debería usarse como eslogan para las elecciones estadounidenses, donde Trump, depredador sexual, hoy está usando la Biblia para ganar. contra los fanáticos fundamentalistas, reafirmando el triunfo del mal en el mundo.
Porque el mal existe, querido Tokisha, (los celos y el libertinaje son sus dos armas básicas); Y te dice un marxista (de Carlitos apliqué el método del análisis social, el único método científico) – espiritualista, porque ya desde niño aprendí que los muertos no existen, sino seres de luz o de oscuridad que nos rodean, simplemente residiendo en dimensiones paralelas. Le oigo decir la palabra exceso, si el exceso se llama una ganancia de marketing y reduce su humanidad a un producto de marketing (que sus gerentes explotan brillantemente), de lo contrario tiene significado a expensas de su humanidad. Me dirás, como repitió Maras, que nunca has tenido uno, y que has sido víctima de todo tipo de abusos desde pequeña, como las Esmeraldas de nuestro barrio, donde las niñas tienen que pagar una tarifa para vender; y dirás que las drogas (que, si no las consumes para autodestruirte, son armas de guerra), son la reina de los barrios.
Y dirás que a nadie le importa otra cosa que aprovecharse de ti; que nunca nadie habló con los raperos de poesía o de belleza, no de comedores de mierda sino de campesinos como Miguel Hernández, un español asesinado por su activismo; o Pedro Mir, el perfecto hijo caribeño, hijo de un cañero cubano, madre puertorriqueña y nacido en República Dominicana, que afirmaba (algo que hoy dudamos) que hay un país en el mundo que nos pertenece. Dime, ¿por qué te importa que bese a Madonna? Porque Madonna, como Warhol para Basquiat, es una auténtica vampira y tú eres el producto del que busca alimentarse a cambio de su decadencia.
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