El pasado 30 de mayo se cumplieron 63 años de la ejecución del tirano Rafael Leónidas Trujillo, un punto de inflexión en nuestra historia reciente con el fin de una dictadura de 31 años que ha convertido a nuestro territorio y a sus habitantes en propiedad absoluta del tirano, su familia y sus secuaces.
La dictadura de hierro que se ha cobrado la vida de miles de personas y miles de hombres y mujeres en este país acabó con su presencia como gobierno, pero su lógica cultural y su imaginación continuaron. durante los 12 años de Balaguer (de igual carácter dictatorial), gobiernos posteriores y actuales. Algunos aspectos que hoy siguen vigentes en nuestra vida cultural y social son:
Legalización de la violencia de género y las violaciones sexuales basadas en la culpabilización de niños, niñas, adolescentes y mujeres.
Gestionar las relaciones con niños, niñas y adolescentes desde una perspectiva adultocéntrica, negando los derechos de niños y adolescentes
Podemos leer: “Malas” o “buenas” madres
Monopolio y prácticas parentales violentas en familias y comunidades.
El impulso del movimiento antihaitiano y el espectro de la “ocupación haitiana” tiene raíces anteriores a Trujillo (siglo XIX) y se refuerzan con el tiempo y ahora por las élites. poder económico político y social.
Aumento del racismo y la discriminación contra las personas por el color de su piel con exclusión social y desigualdad
Distorsión de la historia dominicana con énfasis en la Independencia. y la exclusión de la nación del curso histórico de la Restauración y de los acontecimientos posteriores, especialmente la invasión de América del Norte.
El mantenimiento de las ejecuciones policiales se esconde detrás de la cortina del “intercambio de disparos”. sobre nuestras identidades y las diversas expresiones culturales afrodescendientes. El régimen totalitario creó una identidad “india” para definir el color de piel de las personas, excluyendo su identidad africana y su negritud.
Prohibición de eventos culturales y nuestra religión popular entre las personas afrodescendientes (toque de atabales) , gagá, ungüentos).
Persecución de dominicanos haitianos con negación de derechos educativos, salud, empleo y despojo de su ciudadanía dominicana.
Enfatizando el componente “hispano” de nuestra cultura a costa de negar los aportes de otros grupos étnicos La A mira nuestra convivencia social, el ejercicio del poder desde los niveles del Estado y los organismos de seguridad, así como desde diversas instancias de poder económico y político en el país , nos muestran que el autoritarismo y la verticalidad erosionan continuamente nuestra democracia. El trujillismo no está muerto, hoy cuenta con un respaldo político y social válido con amenazas constantes a la gobernabilidad y la cohesión social.
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